Vivir de manera sostenible, es posible
Mi experiencia viviendo en un piso compartido, cómo reciclamos en casa y cómo se hace a nivel general en todo el país.
Como ya conté en otro blog anterior, durante este proyecto de voluntariado europeo estoy viviendo en un piso compartido de siete personas en Alemania, donde el reciclaje y vivir de una manera mas sostenible se ha implantado en mi vida al 100%.
Antes de vivir en esta especie de comunidad, asociaba la adopción ecológica a cambios de estilo de vida inconvenientes y costosos, como ahorrar la mitad de tu salario más de un año para comprar un coche eléctrico. Pero me di cuenta de que hay varios ajustes fáciles (y baratos) que se pueden hacer para que tu vida sea más ecológica.
Creo que una de las claves en esta a la hora de reducir la huella ecologica es comenzar poco a poco, te sorprenderás de lo fácil que es hacer un cambio.
Uno de los aspectos mas importantes en esta situación es la luz. Las bombillas LED utilizan un 75% menos de energía y duran 25 veces más que los focos tradicionales, por lo que no solo tienen el potencial de salvar el medio ambiente, sino que además te ahorrarán una gran cantidad de dinero en la factura de luz.
Por otra parte, incorporando plantas de interior se purifica el aire de tu hogar, eliminando toxinas dañinas para tu salud, y se ven especialmente bonitas si las cuelgas o pones en macetas vibrantes y atrevidas.
Además en los productos para el aseo de la casa y el cuidado personal hay una gran cantidad de sustancias químicas nocivas, por lo que es necesario buscar alternativas más ecológicas para cuidar no solo el planeta, sino también tu salud.
En cuanto al reciclaje de residuos, el sistema alemán es considerado como el más eficaz.
El sistema alemán de reciclaje se organiza a través de seis contenedores catalogados según un sistema de colores, el cual informa a los ciudadanos del tipo de residuos que pueden introducir en cada uno de ellos.
De este modo, el amarillo es para envases, el azul para papel y cartón, el blanco para vidrio blanco, el marrón para vidrio marrón, el verde para vidrio verde y un sexto para restos de alimentos y residuos orgánicos.
Aunque es innegable la eficacia del sistema, para su éxito ha sido clave la implicación de los ciudadanos, que deben ser diligentes a la hora de seleccionar su basura. Por ejemplo, en contra de lo que indicaría la lógica, las cajas de pizza de cartón no pueden ser depositadas en el contenedor azul porque los restos de comida obstruyen las máquinas de las plantas de reciclaje.
Lo mismo sucede con los productos potencialmente peligrosos. Las pilas, bombillas y fluorescentes no pueden ser depositados en ninguno de estos contenedores, sino que deben ser llevados a puntos de reciclaje especial. En definitiva, demasiadas exigencias que, en ocasiones, provocan que los usuarios se desincentiven.
Además existen las maquinas de reciclaeo de botellas, demoninadas pfand (que significa "contenedor" en alemán). El sistema alemán de recuperación de botellas grava con una pequeña cantidad de dinero todas las ventas de bebidas envasadas. Un dinero que puede ser recuperado posteriormente cuando el consumidor devuelve el envase en los comercios de alimentación o en máquinas instaladas en la calle y que están diseñadas para recoger y compactar esas botellas.
Incluso cuando los ciudadanos consideran que no merece la pena el esfuerzo de reciclar para recuperar ese dinero (que oscila entre ocho y veinte céntimos de euro), las autoridades han instalado en las zonas más concurridas de la ciudad recipientes donde se pueden dejar los envases para que sean recogidos por personas en situación de pobreza. Con ello se consigue que esas personas puedan obtener algo de dinero con el reciclaje, al tiempo que se evita que busquen las botellas en las papeleras.
En cuanto a depositar basura en espacios públicos no habilitados para ello, puede ser constitutivo de sanción económica administrativa en Alemania. Lo mismo sucede si el ciudadano es sorprendido introduciendo basura en el contenedor que no corresponde.
A eso se suma una serie de obligaciones a la hora de reciclar que, incluso cuando no dan lugar a sanción económica, también generan ciertas incomodidades. Por ejemplo, la necesidad de utilizar un determinado tipo de bolsas homologadas en tamaño y color para deshacerse de los residuos, o respetar los estrictos horarios en los que está permitido sacar la basura.
Tras mi experiencia con este sistema de reciclaje, puedo afirmar que es totalmente eficaz y que incrntiba a los ciudadanos a ser conscientes y ser parte de la sociedad, si todos actuamos ahora no habra un final tan desastroso como se predica.